sábado, 26 de julio de 2014

Una mijita de mí....


Éstos son mis soles, los que me llevan de la mano y me enseñan todo los días la sencillez de las cosas más enormes y lo complicado de las cosas más ínfimas. 

Desde que los tengo, mi vida, cómo la de cualquier otra madre o padre, se ha centrado en ellos. Casi tanto como para tener que hacer esfuerzos en traer a mi mente aquellas cosas que me gustaban hacer. 
Un día de el mes de enero de 2007 mi vida dio un giro maravilloso cuando tuve en mis brazos a mi hijo mayor. Nada tengo que explicaros sobre lo que se siente al tener un hijo, pero en mi caso y como en muchos otros, este giro se convirtió en  vertiginoso e inesperado al cabo de un par de años, y mientras se preparaba la llegada de mi otro sol, mi hijo menor.
El autismo nos vino a visitar, tanteando el terreno en los primero años de vida de mi hijo mayor, hasta que se instaló definitivamente. 
Acomodé sin ánimos al nuevo huésped y puse todas mis vibraciones en mi nuevo sol para que trajese nuevos aires a casa, otro día de enero de 2009.
Mi vida volvió a girar, se convirtió en una montaña rusa. Dos años y medio después el autismo inundó mi vida.

Y aquí seguimos, en la lucha. 

Mis soles trabajan mucho para estar aquí y estoy muy orgullosa de ellos. Ayundandolos a unir este extraño puzzle que nos ha tocado montar. Intentando encajar esa pieza que se resiste y no encuentra el hueco. Pero no cesaré en mi empeño, pase lo que pase, dónde nos lleve el aire, dónde me lleven ellos,....

....HASTA QUE LA PIEZA ENCAJE.


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